El shiatsu regula la fluidez de todos los procesos del cuerpo, poniendo en movimiento los vacíos y los excesos que provocan dolor, enfermedad y confusión. Es una terapia que aborda al ser en su globalidad.
El terapeuta realiza presiones y estiramientos en zonas reflejas y meridianos, lanzando un estímulo a centros del cuerpo, que van a marcar un ritmo en el interior para buscar el equilibrio de los procesos y las estructuras. El cuerpo/mente se mueve para colocar “las piezas” de tal manera que todo vuelve a fluir y el mismo restablece el orden (curación).
Cuando perdemos el equilibrio, ya sea enfermedad, estrés, accidente, el cuerpo/mente compensa cualquier obstáculo para mantener la búsqueda del equilibrio (síntomas, dolor).
Explicado de otra manera:
Imaginaros que alguien del futuro quiere saber qué es eso del fútbol que tanto aparece en los documentos que encuentra. Si analiza la pelota, las zapatillas, la hierba del campo, la estructura de la portería, puede tardar mucho tiempo en enterarse de que va el juego…
En el juego lo que importa es el movimiento, la interacción y la comunicación. Eso son los meridianos: es lo que hace que todo funcione y estemos vivos. Son el movimiento y la comunicación entre los órganos. El hígado tiene unas funciones fisiológicas, pero también tiene unas funciones energéticas, que no se ven, pero que son reales.
Así el hígado/vesícula hacen que los líquidos del cuerpo fluyan de manera armoniosa, y si hay un bloqueo, puede producirse por ejemplo un dolor de cabeza. En una sesión de shiatsu tratamos con presiones y estiramientos diversas molestias y patologías, buscando siempre el origen y estimulando a los órganos a participar en la comunicación fluida.
Con el shiatsu podemos tratar:
- Dolores de cabeza
- Problemas de regla
- Patologías relacionadas con estrés
- Insomnio
- Dolores de espalda, etc
Una sesión de shiatsu dura una hora y se realiza vestido sobre un futón.
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